Los grupos sanguíneos
Una forma de diferenciar los distintos tipos de sangre en los seres humanos son los grupos sanguíneos
Casi todos sabemos si pertenecemos al grupo A, B, O o AB; aunque pocos saben qué significa esto
Un poco de historia
Las primeras transfusiones sanguíneas se llevaron a cabo a mediados del siglo XVII. Pero se comprobó que, si bien en ocasiones resultaban un éxito, frecuentemente originaban graves trastornos e incluso la muerte del receptor.
Al no encontrarse una razón lógica para estos fracasos, se atribuyeron a todo tipo de causas, desde factores de compatibilidad totalmente desconocidos hasta elementos de carácter mágico, llegándose a considerar incluso en algunas culturas que si un individuo donaba sangre a un familiar cercano y éste fallecía, era debido a que el donante era una persona impura o tal vez estuviera embrujada.
Al superar la tasa de muertes a la de éxitos, esta práctica se abandonó casi por completo
Este misterio no se resolvió hasta principios del siglo XX (1901), cuando el científico austriaco CARL LANDSTEINER descubrió el motivo por el cual unas transfusiones eran seguras, mientras que en la mayoría de las ocasiones provocaban graves trastornos.
Landsteiner descubrió en un principio 3 tipos de sangre en los seres humanos, a los que llamó A, B y C (que pronto denominaría 0).
Más tarde, identificó un nuevo tipo, el AB y de este modo quedaron establecidos los denominados «grupos sanguíneos».
* Más detalles sobre las investigaciones de Landsteiner, en el artículo dedicado a este científico en el blog «La ciencia y sus doctores».
Sin embargo, como el propio Landsteiner y otros investigadores descubrieron años después, existen otros tipos sanguíneos, aunque los más importantes son estos, pues eran los responsables de los graves trastornos que aparecían en muchas transfusiones.
Hoy día, se habla de «sistema ABO de grupos sanguíneos».
¿En qué se diferencian estos tipos de sangre?
Landsteiner comprobó que al mezclar muestras de sangre de personas diferentes, a veces ocurría una reacción inmediata de «aglutinación», de manera que los glóbulos rojos se agrupaban formando masas compactas, que parecían coágulos.
Esto es debido a la presencia de ciertas proteínas en la membrana de los glóbulos rojos, que se comportan como antígenos (sustancias que si se introducen en otro organismo pueden provocar una reacción defensiva en éste, por reconocerlas como extrañas).
Los glóbulos rojos de una persona de grupo A presentan «antígeno A», los de grupo B tienen el «antígeno B».
Los de un individuo de grupo 0 no tienen ninguno de los dos antígenos (de ahí su nombre) y los del grupo AB poseen ambos antígenos, A y B.
Al mismo tiempo, el sistema inmunitario de cada persona produce anticuerpos (proteínas específicas, fabricadas por cierto tipo de glóbulos blancos, para neutralizar un antígeno determinado) contra aquellos antígenos que no posee.
El sistema Rh
Bastantes años más tarde, el mismo Landsteiner descubrió otro antígeno que aparecía en los glóbulos rojos de algunos ejemplares de una especie de simio, el «macaco Rhesus» (Macaca mulatta) y que también daba lugar a aglutinación cuando se mezclaban sangres de individuos que lo poseían con la de otros que no.
Lo llamó «factor Rh» (por las iniciales del tipo de macaco) y al comprobar que también existía en humanos, describió el «sistema de grupos sanguíneos Rh», más sencillo que el AB0 e independiente del mismo.
Según este sistema, las personas podemos tener ese antígeno (factor Rh o antígeno D) o no, de manera que las que lo poseen se dice que son de grupo Rh+ y las que no, Rh-.
Así, si una persona de grupo Rh- recibe sangre de otra Rh+, reaccionará contra ella produciendo «anticuerpo anti-Rh», aunque en estos casos la aglutinación no es tan fuerte como en el sistema AB0. Sin embargo, pueda dar lugar a trastornos, por lo que se evita que esto ocurra.
Vamos a ver algunas cifras (siempre considerando el grupo AB0 y el Rh conjuntamente).
A nivel mundial
El grupo más frecuente a nivel mundial es el 0+, seguido del A+, aunque en muchas zonas del mundo este último abunda más.
El AB- es el más raro, tanto a nivel general como en los distintos países del mundo.
Los valores medios de abundancia de cada grupo son los siguientes:
• 0+ : 36,45%
• A+ : 28,3%
• B+ : 20,6%
• AB+ : 5%
• 0- : 4,3%
• A- : 3,5%
• B- : 1,4%
• AB- : 0,45%
De estos datos se deduce, además de lo comentado antes, que el Rh+ es mucho más frecuente que el negativo por todo el planeta (aproximadamente el 90% frente al 10%).
Igualmente, el orden de los grupos AB0 nos indica la abundancia relativa de cada uno de ellos, de modo que el grupo 0 es el más frecuente y el AB el más raro.
Esta información nos será muy útil conocerla y poder reflexionar sobre lo que les comentaremos en nuestro siguiente programa sobre el tema de la sangre, analizado desde otra perspectiva.
La importancia de la misma desde una posición no humana…